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El enigma del convento

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Habrían  pasado cuatro o cinco años desde mi último encuentro con Jorge Eduardo Benavides cuando llegó a mis manos El enigma del convento. Por ese entonces ya reconocía al autor como  uno de los predilectos -bendecido y legitimado- de la cofradía Vargas Llosa.  Mi primer acercamiento había sido la lectura de Los años inútiles, producida  en los últimos días de mis últimas vacaciones argentinas. No hago ninguna revelación en resaltar (así me pareció esa vez y aún la habría notado si acaso hubiera releído esta novela) la marcada influencia del Nobel peruano. Los procesos estilísticos y formales deben mucho (quizá demasiado) a novelas como La ciudad y los perros o Conversación en la catedral.   Al parecer la crítica se enfocó (quizá demasiado) en los inconvenientes de Benavides por  desligarse de la prosa de su paisano. Y sin embargo esta  novela cumplió. Por eso cuando me enteré que El enigma en el convento había sido subido a mi página favorita de descarga gra

Restauración

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Si bien al principio la idea de este blog era compartir literatura, traducir lo que se podía, copiar y pegar lo que cabía, etc, la dejadez, aquel antiguo vicio del cual creo no ser yo el único afectado, me ha alejado de estos terrenos. Recordaba las tardes en las que obsesivamente revisaba y analizaba los pormenores del extinto programa de Marco Aurelio Denegri en YouTube. En ellos, una de las tantas frases emitidas, generalmente citas, alusiones (debo haber dicho alguna vez que Denegri nunca dijo nada, todo lo que pronunciaba eran extrapolaciones de libros, volúmenes y archivos de biblioteca) sigue aún resonando en mi cabeza. “El hombre odia comprometerse y hacerse responsable” pasó por mi mente algún momento después de verme comprometido con una increíble mujer. Es esto dije, vencí el enunciado de Denegri. Faltan muchas cosas, claro, imposible negarlo. Pero el paso que di este año me ayudará a erradicar toda la ponzoña que venía acumulando. Otro gran comienzo, pensé, es reactiva

What we talk about when we talk about love by Raymond Carver

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Raymond Carver (Clatskanie, Oregón, 25 de mayo de 1938-Port Angeles, Washington, 2 de agosto de 1988) My friend McGinnis was talking. Mel McGinnis is a cardiologist, and sometimes that gives him the right. The four of us were sitting around his kitchen table drinking gin. Sunlight filled the kitchen from the big window behind the sink. There were Mel and me and his second wife, Teresa — Terri, we called her — and my wife, Laura. We lived in Albuquerque then. But we were all from somewhere else. There was an ice bucket on the table. The gin and the tonic water kept going around, and we somehow got on the subject of love. Mel thought real love was nothing less than spiritual love. He said he'd spent five years in a seminary before quitting to go to medical school. He said he still looked back on those years in the seminary as the most important years in his life. Terri said the man she lived with before she lived with Mel loved her so much he tried to kill her

Un cuento de Kjell Askilden: La excursión de Martín Hansen

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Kjell Askildsen (30 de septiembre de 1929, Mandal, Noruega) Estaba a punto de entrar en casa, era un viernes de principios de agosto, por la tarde; de pronto me sentía cansado, como si llevara un peso muy grande, aunque no había hecho más que atar unos frambuesos. Cuando alcancé la escalera, me senté en el primer peldaño y pensé: De todos modos, no hay nadie en casa. Un instante después oí voces procedentes del salón, y antes de que me diera tiempo de levantarme, dijo Mona, mi hija: ¿Estás ahí? Me levanté, y contesté: Creí que no había nadie en casa. Acabamos de llegar, dijo. ¿Quiénes?, pregunté. Yo y Vera, contestó. Vera y yo, corregí. Vera y yo, repitió. Empecé a subir la escalera. ¿Dónde está mamá?, preguntó. Ha ido a ver al abuelo, contesté. Pasé por delante de ella y entré en el salón, pensé: O dondequiera que esté. Mona dijo: ¿Podemos sentarnos Vera y yo en el jardín? Claro que sí, contesté. Preguntó si podían tomarse una Coca-Cola. ¿Dónde está Vera?, pregunté. En el bañ

El proyecto lingüístico de Gamaliel Churata

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Gamaliel Churata (Puno, Perú 1897 - Lima, Perú 1969) A continuación transcribo el proyecto de lengua híbrida que Gamaliel Churata plasmara en su novela  "El pez de Oro" publicada en 1957. En ella vemos la inserción de vocablos quechuas y aymaras en una escritura arcaizante propia de los maestros del Siglo de Oro español. Elake, Khori-Challwa, que en estas kellkas se trata de tu patria de oro y se llora en trinos la patria de tu trino. Se llora el trino de los huesos, del lakato, las thayas y del phesko. El agua gorgorea con gorjeos. Aúlla el perro lobo por sus trinos. Trina la kharka que te ama. La ahayu ya no trina porque te habla. Trina, llora y espera el Chullpa-tullu. El hombre de cabeza de llamo trina con tus trinos. Llamarada de trinos, el Khori-Puma, que con alada garra fue a despertarte del sueño en tu adormida estrella. Wirakhocha en su gloria de trinos y de oros, es ya sólo un trino de tu oro. Trina el monte, trina el aire, trina el agua. Trina en la Khellk